Historia

Desconocido por completo el tema de la “protección animal”, comenzamos a documentarnos, a informarnos de lo que se estaba haciendo en otras partes del mundo, al percatarnos de que en nuestro México la lucha de las dos únicas organizaciones de aquel entonces la Liga Defensora de Animales y la Asociación Humanitaria Mexicana, se limitaba a dar muerte menos dolorosa a los animales abandonados o encontrados en situación de calle.

Para inicio programamos una estancia para 100 perros, con jaulas como máxima infraestructura y, conformando un grupo de trabajo que aún hoy día permanecemos unidos bajo el mismo propósito, con excepción de quien ya se nos adelantó. Así pues, Enrique y Margarita Sevares, Lupita Díaz Cevallos, Rosita Bravo, Laura Canedo, Arturo Osorno y yo, emprendimos el esfuerzo para lograr un hogar lo mejor posible para nuestros huéspedes.
De primer acuerdo, la primera política que establecimos fue que en nuestro Refugio no se mataría, pero tampoco se permitirían nacimientos, para lo que establecimos, por primera vez en México,
la práctica masiva y gratuita de esterilización en el Refugio así como implementando las campañas en zonas de menos recursos y de una grave sobrepoblación de perros y gatos; también fuimos pioneros en la esterilización en crías a partir de los 3 meses de edad, como en jóvenes, adultos, viejos, hembras y machos, de raza o mestizos.

Ser pioneros en este asunto tuvo sus bemoles, no crean, a pesar de ser actualmente el único método no letal reconocido por propios y extraños, como el más eficaz para controlar las sobrepoblaciones caninas y felinas.


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