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Tercera Edad
Hace casi trece años llegue al refugio, recuerdo que nací en un lugar oscuro y sucio de gigantes camiones amarillos y gente que se subían y bajaban de ellos a toda prisa. No tenia que comer, mi estomago estaba casi siempre vacío, algunos humanos cuando me notaban me lanzaban algo de comer, pero yo seguía con mucha hambre y cuando buscaba un poco mas de alimento algunos de ellos se molestaban, me gritaban y algunas veces me alejaban con sus enormes pies o escobas. |
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Tuve que aprender a caminar con mucho cuidado, por que fácilmente me podían atropellar, no había donde guarecerme de la lluvia ni el sol, me acomodaba donde me dejaban, muchas veces me corrían por que decían que estorbaba y tenia que buscar otra esquina.
Un día escuche a la gente discutiendo, decían que ya no podía estar ahí, que tenia que irme y que vendría un camión “la perrera” a llevarme para nunca volver y entonces una persona a la que si le importaba, me subió en su auto y me trajo al refugio.
Al principio tenia algo de miedo pero pronto me di cuenta que ya no tenia que cuidarme de los pies y las escobas, ni de los grandes camiones amarillos, que ya no tenia ni hambre ni sed, que los humanos me acariciaban y diario salía a pasear a un hermoso jardín lleno de flores y árboles, donde hasta hoy he sido muy amada y consentida, hoy soy un perrita anciana que le gusta salir al bosque orgullosa de mi vida. |
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En
el Refugio Franciscano A.C. (institucion altruista) buscamos
dar a perros y gatos abandonados la oprtunidad de ejercer
el más elemental de los derechos: vivir.
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