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La Franciscanita Ginger
¡Ya
llegó Ginger! ¡Hola Ginger! ¡Te quiero Ginger!
¡Ven conmigo Ginger!
Estos entusiastas y afectuosos saludos se escuchan cuando Ginger
llega a visitar a los niños en quimioterapia en el Hospital
Infantil "Federico Gómez", o a los adultos
mayores que padecen de alzheimer en la fundación Alzheimer
I.A.P. y en Alzhaimer México I.A.P., o a las personas
jubiladas que disfrutan de su compañía en la Casa
del Actor "Mario Moreno, I.A.P." en la Ciudad de México.
Ginger estimula el lenguaje, detiene las lágrimas, produce
sonrisas, reduce el estrés y aumenta la autoestima, estimula
el ejercicio y la interacción social. Le encanta todo
el afecto que recibe cuando da su servicio como perra de terapia,
adorable, atenta y bien entrenada.
Ginger y yo empezamos nuestras visitas como un binomio de manejador
responsable y perra de
terapia en noviembre de
1999; pero su historia empieza cuatro años antes, cuando
ella, una perrita indeseada, mezcla de labrador y terrier junto
con su cría fueron abandonadas dentro de una bolsa enfrente
de la puerta del Refugio Franciscano.
¿Cómo dio Ginger ese
tremendo salto de una perrita que nadie quería a un animal
de actividades y terapia asistida (AAA/TAA) que hace trabajo
voluntario?
Conocí a Ginger en 1995, ella había llegado al
Refugio un año atrás y se encontraba participando
en un programa de televisión que promovía la adopción
de perros criollos abandonados. Yo estaba a cargo de manejar
o vigilar a Ginger. Ginger no fué adoptada y regresó
al Refugio a pasar sus días arriba del techo de una pequeña
perrera. Me sentí muy triste, pero nuestra familia ya
consistía de cinco gatas, tres perros y un perico, no
había lugar para un animalito más; por lo que,
en su abandono, le dije: "Ginger, cuando tengamos espacio,
vendré por ti".
Los
años pasaron, yo continué dedicando mi tiempo
al área de interacción humano-animal y preparé
a nuestra, Cäsi, para participar como perra
de terapia en un programa
que la Fundación Purina, A.C. estaba en proceso de implementar.
El programa fue pospuesto día a día y Cäsi
murió de causas naturales en 1997, no sin antes haberme
enseñado su naturaleza gentil, amable y de aceptación
mediante un estrecho lazo humano-animal.
Yo quería compartir ese lazo con otros; me llevó
tiempo recuperarme de la muerte de Cäsi, su memoria siempre
estará con nosotros; pero mi esposo y yo pensamos que
a Cäsi le hubiera gustado que su lugar lo tomara un animalito
que se encontrara en necesidad. Así llegó febrero
de 1998, llamé a nuestra amiga y colega Ita Osorno, quien
dirige el Refugio Franciscano, para preguntarle por Ginger.
Al día siguiente, que era el día del amor y la
amistad, Ginger nos adoptó como su nueva familia.
La envolví en una enorme toalla y la llevé a quien
de ahí en adelante sería su veterinario, MVZ Héctor
Sánchez para que le hiciera una revisión médica
completa. Terminó su visita a la clínica como
campeona, corriendo hacia mis brazos. Me parecía como
una labradora miniatura.
Constantemente a mi lado, Ginger pronto aprendió que
los gatos controlan a los perros, que sus necesidades fisiológicas
se hacen en el jardín, que la correa y un collar adicional
no resultaron tan mal y que era una buena idea mantenerse cerca
de esa notable labrador negra Kirby. Siguiendo los pasos de
Kirby, que era nuestra perra guía retirada que habíamos
adoptado tiempo antes, Ginger recibió su entrenamiento
básico de obediencia con extraordinaria rapidez.
En el plazo de un año fue evaluada por un experto como
un animal ideal para prestar servicios de actividades y terapia
asistidas. Aunque le doy a Kirby el crédito por haber
entrenado a Ginger, Ginger fue dotada con un temperamento tranquilo
y una naturaleza amable que le brinda a todos aquéllos
que libremente visita. Sus ojos dicen "estoy aquí
para ti".
Ginger recibió su título de Perra
de Terapia de la Federación
Canófila Mexicana, A.C. en 2001 y su certificación
como Pet Partner de la
Delta Society de los Estados
Unidos en 2005. También, por la Delta Society, fue reconocida
por su servicio a la humanidad.
Continúa sus actividades de asistencia animal y de terapias,
visitando instituciones dos veces a la semana, contribuyendo
con más de cien horas de servicio voluntario anualmente,
representando a CÄSI, A.C. Conexión Animal de Servicios
Institucional.
Ginger y yo tenemos un lazo de amor y de confianza. Somos un
equipo, pero ella es la que realmente es conocida...yo soy la
señora que acompaña a Ginger.
Si desea saber más sobre Ginger y los binomios de AAA/TAA,
visite el portal de CÄSI, A.C. www.conexionanimal.org
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